jueves, 1 de diciembre de 2011

bueno

Ni tan raro ni tan poco esperado. Ni muy muy ni fa fa, pero después de un tiempo aprendes hacia que parte de la ciudad va cada colectivo. Después de un tiempo te aprendes las estaciones de memoria, de aunque sea una linea de subte (si, hay mas de una) y aprendes a ser consciente de la pronunciación de las eses y que no a todos les cabe la tonada extranjera, y que no es lo mismo portenio que bonaerense, que no todos son agrandados, que no es lo mismo la provincia que la Capital y que si, que la Capital es otro país. Y descubrís que todos te asocian al fernet y sentís que podrían ser mas originales (sonreís igual).
Y aprendes que la gente hace observaciones de uno que nada tienen que ver con uno.
Después de un tiempo te olvidas de los cospeles. Después de un tiempo aprendes que no todos los varones que se te acercan te quieren conocer. Que un desamor es lo mejor que te pudo pasar, aprendes que la Avenida Entre Ríos sin que te des cuenta se transforma en Callao, que las paralelas por algo están, que las cosas que se dicen son por algo y las que se callan también, que la gente habla mas de lo que no sabe de lo que si. Después de un tiempo la menstruación no duele tanto, el arroz cobra un valor alucinante como cena, y decidir que comer puede ser un fastidio o una forma de auto cariño (que me merezco). Después de un tiempo veo todo mas caro, aprecio los encuentros fortuitos, que no lo son tanto. Después de un tiempo el portero deja de caerte bien, aprendes a vivir con 22 pesos hasta findemes, a que las porciones de una tarta te duren de domingo a jueves, aprendes a que el liquido del inodoro del vecino del piso de arriba puede inundarte el comedor, si, si, son cosas que pasan, y pasan, y las cosas pasan. Aprendes eso, lo pasajero del tiempo, que es inversamente proporcional a la permanencia del llanto. Que llorar se va solo, alivia, y te deja los ojos como sapo. Y que esta todo bien con eso, porque pasa, y aprendes, y el tiempo te atraviesa, el tiempo existe y no existe, esta en el cuerpo, o en las palabras, o en las cosas que hacemos, y también aprendes que hacer y decir pueden contradecirse, pero cuando se alinean pasa algo maravilloso.



j

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